Un día soñé ser mariposa que volaba por el prado. Desde entonces no se si antes era un hombre soñando ser maripos o si ahora soy una mariposa que sueña que es un hombre
Llegué volando a la
casa,
volando la rodeé.
El aire se me
llevaban:
yo no batía mis alas,
ellas solas se movían
que era cosa como
magia.
Pasaba sobre las
flores,
no cesaba de volar,
quería pararme un
poco,
posarme en la fresca
hierba
a la sombra de la
casa...
y seguían su aleteo.
De pronto un vivo
destello
me cegó mis cientos
de ojos
y hasta las alas
entonces
también se me
estremecieron.
Sentí un dolor muy
extraño,
un dolor nunca
sentido,
un mareo, un gran peso,
un susto inmenso,
mamá qué miedo...
Me levanté no sé
cómo,
me levanté como pude:
sangraba por la
rodilla,
lloraba por los dos
ojos.
Mi madre acudió a los
gritos,
y con prisas y
corriendo
cuando me quise dar
cuenta
tenía la herida
lavada
y una venda muy bien
puesta.
La casa llena de
gente
porque estaban de
visita
los mis tíos de
Madrid,
que eran los tios muy
ricos,
porque tenían dinero
más que flores el
jardín
(¡era, el tío,
millonario!).
Para mí todo era un
gran lío
y me fuí otra vez
afuera.
Como dolía la pierna
me puse a volar de
nuevo.
Ahora eran buenas las
alas
y me llevaban suaves
a una gran hoja de
parra
y allí me quedé
dormido.
-¡Buenos días,
Volvoreta!
¡Cuánto te gusta
dormir!
Los enormes
fasciculados ojos
de mi amigo
Florivuela
sobre su espiritrompa
asomando
esperaban impacientes
que dejase de soñar,
que despertase a
volar.
A mi amigo Florivuela
le entusiasmaba volar
y pararse en cada
flor
un segundo y nada
más,
chupa-chupa, come-come
polen, néctar, los
olores...
ni flor quería dejar.
Sólo el frío de la
noche
le podía detener
y exhausto se
adormecía
hasta sólo amanecer,
así un día y otro
día,
no podía comprender
cómo dormía yo tanto
cómo tan poco el
dormía.
Cuando aclaré el
despertar
y recordé la rodilla
pegué un salto y
solté un grito
que hasta un grillo
envidiaría.
Florivuela llevó un
susto
y quedó patas arriba;
cuando se daba la
vuelta
y los dos nos
sujetamos
se lo repetí más
bajo,
mas con igual
entusiasmo:
-¡He soñado que era
un niño!
-¡Tú siempre sueña
que sueña,
de soñar vas a
morirte
que nunca chupas el
néctar,
yo no sé cómo
resistes!
Hoy soñé ser mariposa
que soñaba que era un niño
o quizás es que soñando
está el insecto conmigo
Me trae recuerdos de la película "La lengua de las mariposas".
ResponderEliminarOrnitorrincoooooooo