Esta Luna llena me dió la bienvenida al regreso de mi gira italiana. Y mi cadela, que se llama igual, Lúa. Como en casa, en ningures.
Ah!, claro, y algunos comentarios de una amabilidad y elogios sorprendentes, que sé que es más cortesía vuestra que merecimiento mío, y que contensto ahora mismo, a la espera de que el reparador reposo que tanto necesito surta su efecto para retomar el blog con alguna entrada “italiana”, aunque aún no sé muy bien cómo entrar la entrada, porque estoy aturdido por tanta borrachera (normal, italia es una bota).
FLORES: No me arrepiento de mis viajes a Marruecos, sí de hacerlos tan superficiales, pero a estas alturas de “mi” película, no podìan ser más “profundos”. Pero comprendo y comparto TODAS tus impresiones y reservas y preferencias. Pero confío en que la próxima generación vea salir a Marruecos de la Edad Media, como la vuestra vió salir a España.
PEPE: lo dicho. Tras esta mi segunda visita a Italia, suscribo tu gusto por ese país (la anterior sólo fue romana). Te prometo, claro, imágenes, complacido por tu buena calificación de la anterior colección. Vale mucho viniendo de un maestro de la imagen y el sonido como tú, pero no me engaño: en absoluto la merezco.
CHRISTIAN: Me ruborizan tus halagos. Gracias. Exageras, claro, pero me esforzaré por merecerlos por lo menos un poquito.
TATY: En Italia, trabé amistad con una pareja chilena, que me hablaron de un viaje en bus de 24 horas a través de los Andes, de Santiago a La Plata. ¿Crees que debería hacerlo? Sueño con esa ruta ya, como tú con la italiana. Un abrazo desde el otro Santiago, el “de Compostela”.