Pasado el susto, y qué susto pasamos!!, y repasado un año más, y así será hasta el fin de los días (del que habla y de muchos más), acojonados una vez más, un 23-F más, pensando en qué habría pasado si..., en si habríamos vuelto al túnel, al reino del cutrismo, la sotana y el caudillo, al “ya hemos pasao” hiriente y jodiente... y sin saber una vez más, una año más, a pesar de Cercas y certeras anatomías, gracias a quién no pasó lo que pudo pasar... (al Rey?, no, qué va, a él menos que a nadie, digan lo que digan los apologistas de un instante, porque el Rey ni tuvo ni tiene ni tendrá el coraje ni el talante ni el carácter que hay que tener para acertar como para equivocarse; no, que va,el Rey menos que nadie, porque sabiamente -esa sabiduría sí que la tiene, gracias a Dios- delega siempre, titubea siempre, se deja aconsejar siempre, y esa vez acertó, por los pelos, pero acertó, Dios le bendiga, pero el Rey menos que nadie, porque para eso se nace o no se nace, y él nació Rey, sí, pero Borbón. Punto y aparte. ¿A Fdez.Campos, pues? puede que sí, puede que no, para que un hombre sólo fuese la clave, tendría que estar en una posición clave, v.l.r., y él tenía una posición importante, pero no sé si de centro de giro de las cosas. Y al final le hicieron ceder y dejar que Armada negociase con Tejero. Quizás la cosa está en que coincidieron una serie de comportamientos individuales y de azares personales y colectivos, como ocurre cuando hay un accidente o cuando alguien se salva de un naufragio o cuando vas y te encuentras con la mujer de tu vida, o cuando resulta que naces tú, precisamente tú de entre todos los nacimientos posibles e imposibles... Oh,Dios, quizás tenemos que darle las gracias al azar, como la vida misma (el azar y la necesidad, Monod, te debo una). Porque luego estuvo Milans y su retirada a tiempo y su charla con Tejero... y finalmente Tejero, siempre Tejero al final ¡VIVA TEJERO! Viva Tejero, que dijo no. Con dos cojones. Nos acojonó, nos humilló, y luego nos dijo que no, que él no se había metido en el nido de víboras para dejarlas mordiéndose entre sí y salir é huyendo de él. Aquí está mi brazo, dijo, mordedlo, y que os den. ¿Nos salvó Tejero, al final y después de todo? ¿Tejero, que quería meternos en cintura otra vez? que quería imponer otra vez el ordeno y mando, que quería salvarnos de nosotros mismos, de los partidos que parten, de las naciones que escapan, de los idiomas que confunden, del paganismo que condena, que asilvestra y que destruye...¿Nos salvó Tejero, quería meternos en el infierno que su cielo era? ¿Viva Tejero? Lo siento, Cercas, pero después de estudiar tu definitiva anatomía de aquél instante, sigo sin saber a quién dar gracias. ¿Damos gracias a Dios y todos tan contentos? Y Por qué demonios nos empeñamos algunos, me empeño yo al menos, en buscar UN y sólo UN salvador. El cabo que nos sacó de las olas era una cadena que se fue armando eslabón a eslabón. Gutiérrez Mellado fue el primero: cuando los golpistas toparon con él, empezaron a temblar y desde ese instante (al que se le debe otra anatomía, Cercas) todo lo hicieron con inseguridad, con miedo, con complejo de culpa. Ya no se atrevieron siquiera a hacer doblar la rodilla a Carrillo, ¡manda carallo! Tejero, que estaba dando un golpe duro, se acojonó en aquél preciso instante y las balas se le volvieron salvas. Y por no salir de las tripas del golpe, Milans, al que tanto le daba que fuese duro como blando, se inclinó primero por los tanques y al final por los teléfonos, mientras Armada, el del golpe blando, no se plantó donde debía cuando aún podía, llegó tarde a Tejero, cuando ya no había salida para el golpe ni para Tejero y sin quererlo acabó con los dos golpes, el duro y el blando. Y hay por el medio otras concatenaciones de personajes y situaciones coincidentes para que al final nos salvásemos todos, sin merecernos ni una cosa ni otra. La cobardía de tantos militares bravucones que no eran nada si no tenían todas las garantías, matones de barrio que tuvieron miedo al barrio (se equivocaron teniéndolo: el barrio tenía más).
Eso se notó sobre todo cuando Pardo Zancada metió sus soldados en el congreso, tras el discurso del Rey y el fracaso del montaje de Armada, y ahora ya todo iba también contra el Rey. Y Parzo empezó a dar zancadas de cuartel en cuartel, vía telefónica, y los que decían que sí le decían que sí-pero, y los que no le mentían, no se atrevían y al final Milans, el último recurso, dió un paso atrás, metió sus tanques el bolsillo y bajó el telón. Contra el Rey no querían ir y a esas horas o se iba contra el Rey o no se iba. Y no fueron. Y a esa hora, tras el discurso divino del Rey “...caían en cascada las condenas al golpe de las organizaciones políticas, sindicales y profesionales, de los gobiernos autonómicos, de las alcaldías, de las diputaciones, de la prensa y de un país entero que había permanecido en silencio hasta que vislumbró el fracaso de los golpistas.”
Yo creo, finalmente, que el golpe fracasó por casualidad. ¡Viva Tejero! (¡Manda carallo!)
Pero si hay que dar gracias a alguien, démoseslas a muchos: al Rey, a Fdez.Campo, a G.Mellado, a Gabeiras, a Milans (¡claro, al final se acojonó!) y a un montón de gente más que hizo o no hizo lo que hacía falta hacer o no hacer, queriendo o sin quererlo...por casualidad. El azar y la necesidad.
Pasó por casualidad lo que tenía que pasar.
Finalmente, el golpe fracasó porque quienes podían y querían darlo y cuya colaboración era indispensable, porque Tejero y Milans sólos no eran suficientes, no se atrevieron, o por no darlo contra el Rey, o porque realmente no eran golpistas, o por acojone, que de todo había. Se equivocaron: si lo dan, triunfan. No tuvieron cojones. ¡Viva Tejero! ¡Manda carallo!!.
...Pasado el susto, la vida sigue. Hasta el año que viene.
Hoy comamos y vivamos, que mañana moriremos. Carpe diem. Amén
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