Actualizado miércoles
10/07/2013 19:02 horas
· El genetista más prestigioso de nuestro país (y uno de
los más destacados del mundo), Francisco Ayala,
ha sido investido este miércoles Doctor 'honoris causa' por la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Un doctor, doctorado con honores.
En el acto, desarrollado en el Palacio de la Magdalena de
Santander, ha destacado la defensa que este madrileño de 79 años ha realizado
de dos de sus grandes
pasiones: la teoría de la evolución y la teología. "Hay dos
conflictos percibidos: el conflicto entre la cultura y la ciencia y el
percibido entre la religión y la ciencia y, en particular, la evolución",
ha comenzado Ayala nada más aceptar el título.
El genetista ha
quitado hierro al debate entre cultura y ciencia. Para Ayala, cuando
los biólogos hablan de la evolución humana atribuyen la capacidad artística,
moral o del lenguaje a la constitución biológica de los organismos, mientras
que los filósofos lo atribuyen a las tradiciones culturales.
Su idea es que son "dimensiones diferentes"
porque los biólogos -como él- hablan de la moralidad como capacidad de hacer
juicios morales, "algo posible por nuestra constitución biológica",
ha señalado. Sin embargo, las normas de moralidad ("icónicamente los diez
mandamientos", ha ejemplificado) "no vienen de la biología". Así,
su conclusión es que "es
la biología la que nos da nuestras capacidades fundamentales, pero la cultura
la que elabora los valores".
Religión vs. Evolución
Francisco Ayala Ha destacado que esta percepción de
conflicto está más
extendida en Estados Unidos, país donde él ha llevado a cabo toda su
carrera como investigador científico, pero ha matizado que existe "en la
mente de muchas personas" de todo el mundo.
Para Ayala, ex fraile dominico, la Teoría de la Evolución no contradice a la Biblia porque "ya los primeros padres
de la Iglesia decían que la Biblia no es un libro de ciencia", y
lo ha ejemplificado con una frase de San Agustín: "La Biblia no está
escrita para decirnos cómo fueron hechos los cielos, sino para enseñarnos cómo
ir al cielo".
La evolución, como tal, ya no es una teoría y cree que
nadie lo considera así, ni siquiera la Iglesia que ya lo ha aceptado, ha
apuntado, desde los tiempos de Pío XII. "A mí me resulta extraño que los
fundamentalistas o creacionistas no se den cuenta que la interpretación que ellos
quieren dar de la Biblia es destructiva", ha criticado el nuevo
miembro del claustro de la UIMP, quien ha matizado que seguir las escrituras
como si fuesen "un libro de ciencia" es un error.
El materialismo científico
Lo ha explicado afirmando que la explicación de la
creación que da la Biblia es "cierta si consideramos el propósito de la
narrativa: enseñarnos que somos criaturas de Dios, y la unicidad de la especie
humana". Eso sí, ha apostillado que si
se interpretan literalmente "evidentemente no es compatible con la
ciencia".
Sí ha entendido a "personas de buena fe" que
encuentran reticencias en la ciencia. En su discurso, Ayala lo ha explicado
basándose en que "la
ciencia es metodológicamente materialista, no cree en Dios". Pero ha aclarado que la ciencia es
sólo materialista en el sentido de que trabaja con cosas que se perciben con
nuestros sentidos, pero no materialista en el sentido metafísico porque
"eso trasciende su competencia y no
tiene nada que negar ni afirmar sobre la existencia de Dios".
Ha cerrado esta defensa de la convivencia con una imagen
clara, sin dejar resquicio a interpretaciones no científicas: "La ciencia
y la religión son las dos
ventanas más importantes para mirar al mundo. El mundo que miran es el
mismo, pero lo que se ve es diferente".
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