Ildefonso Escribano marcha como misionero a Brasil, donde convive con los pobres de las conflictivas favelas cariocas. Entre sus múltiples ocupaciones, encuentra siempre un espacio para escribir en el silencio de la noche, mientras cerca escucha el estallar de las pistolas que se disputan la supremacía del tráfico de la droga. Aun así escribe poesía. En Más allá de la noche el hombre solo ama cuando se vacía totalmente de sí mismo, y Dios va llenando el alma en proporción al grado de la renuncia. La llama de amor en Ildefonso Escribano es entrega al trabajo apostólico para que Dios sea reconocido y amado por todos los lectores. Esta experiencia mística viene acompañada por el poder de la palabra, ya no mero objeto representativo, sino llamada al amor y a la vivencia del tiempo convertido en goce del instante. El sentimiento místico plasmado en este libro no se ha paladeado en el retiro, sino en el apostolado entre los más pobres de las favelas de Río de Janeiro. Por eso el autor le pregunta varias veces a Dios lo mismo que Jesús en la cruz: "¿por qué me has abandonado?". Ildefonso Escribano ha entregado su vida a los abandonados, a los "dejados de la mano de Dios". | Mi VERSO
Deja su huella el pájaro sobre la nieve intacta tal cual mi mano sobre el papel su verso.
Pluma suena a ave y entre mis dedos vuela sin yo mismo saber la dirección que tomará en el viento. Escapa a la gravedad y oscila imponderable y libre. Así también mi verso. |
lunes, 27 de junio de 2011
MÁS ALLÁ DE LA NOCHE
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